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La mejora genética de patrones un reto ante las nuevas perspectivas de la PAC europea

Importancia económica y social

España es uno de los principales países productores de frutales de hueso a nivel mundial, como el melocotonero y el almendro. En nuestro país su cultivo se extiende principalmente por las Regiones de Aragón, Andalucía, Cataluña, Extremadura, Murcia y Valencia. Entre todas las especies del género Prunus destaca el melocotonero, en el que la producción española se coloca en el segundo lugar de Europa después de Italia, y en el cuarto a nivel mundial, con China a la cabeza. Desde finales de los 90, se ha extendido considerablemente la superficie en zonas con menor riesgo de heladas por la disposición de variedades con pocas necesidades en frío invernal, llamadas “low chilling”, y de variedades de maduración temprana. Igualmente, el cultivo del almendro ha experimentado en la última década unos cambios profundos, principalmente en España, donde se ha producido una renovación de su cultivo, pero también en la región Mediterránea y en el resto del Mundo. Para las condiciones actuales del mercado, no sólo se requiere un alto grado de tecnificación, sino también unos patrones que se comporten bien tanto con las variedades de bajas necesidades de frío y de diferentes épocas de floración, así como con una mejor adaptación a los distintos tipos de suelo y clima.

En la cuenca mediterránea disponemos de suelos muy calizos, en otros muchos casos los suelos son arcillosos. La escasez de agua hace necesario portainjertos que sean eficientes en el uso del agua, así como que se comporten bien en situaciones de replantación. Actualmente, despierta gran interés la sustitución paulatina por el almendro de algunos cultivos anuales debido a las nuevas Políticas Agrarias Comunitarias en zonas de vega.

Ante esta situación, tanto las nuevas variedades como los nuevos patrones son elementos esenciales para alcanzar el éxito.

Mejora genética de Patrones

La elección del patrón es un factor determinante en la consecución del éxito de la plantación. El conocimiento y el estudio de las características edafoclimáticas de la zona de cultivo son el punto de partida para decidir la mejor combinación patrón/variedad. El patrón debe asegurar la nutrición y el anclaje del futuro árbol y, sobre todo, es un centro de síntesis de señales químicas, capaces de modificar la fisiología, y, por tanto, el crecimiento, el vigor, la producción y la fenología de la variedad. La interacción de la variedad y el patrón es extremadamente compleja y por ello hay que elegir cuidadosamente la variedad más adaptada y el patrón más adecuado, dos partes que son unidades distintas, pero interdependientes.

En general, los criterios de elección de un patrón son la necesidad de controlar el vigor con efectos positivos en la calidad del rendimiento y costes de manejo, alta eficiencia en el uso de agua y fertilizantes, y la adaptación a suelos específicos con determinadas condiciones climáticas y resistentes a los diferentes patógenos del suelo. En los climas mediterráneos, la elección de los patrones lleva consigo además la adaptación a los climas templados-áridos, lo que conlleva una reducida disponibilidad de agua, y a veces de mala calidad, con un alto contenido salino y con estrictos programas de suministro impuestos por las comunidades de regantes.

Por ello, es interesante disponer por una parte de patrones tolerantes al déficit hídrico, con un extenso sistema radicular. Sin embargo, por otra parte, existen suelos pesados, no francos, con alto contenido en arcilla, en los que la acumulación de agua por la falta de drenaje provoca la muerte por asfixia radicular, especialmente graves en períodos de primavera, que pueden desembocar en un acúmulo de agua en períodos no necesarios para el árbol, unidos a su vez a altas temperaturas que pueden acabar por quemar la planta. Estos aspectos adquieren una relevancia acuciante de cumplirse las previsiones del cambio climático.

Otro aspecto importante a considerar es el control de los nematodos, que antes se conseguía con el auxilio de fumigantes de suelo con elevado contenido de bromuro de metilo, dicloropropeno, etc. Estas materias activas fueron responsables de muchas afecciones medioambientales, por lo que la UE creo nuevas directrices prohibiendo el uso de estos fumigantes, en atención hacia unas técnicas de agricultura sostenible, lo que supone un fuerte obstáculo al uso de patrones no resistentes a Nematodos, lo que impuso rápidamente la búsqueda de alternativas para este patrón, que permitan el cultivo del melocotonero y el almendro en terrenos con presencia de nematodos.

Por ello resulto muy significativa desde hace una década la renovación con híbridos de almendro x melocotonero’, resistentes a nematodos, que representan, especialmente ya un alto porcentaje de los patrones actualmente utilizados principalmente para solucionar los problemas de replantación debido a los nematodos.

Más recientemente han aparecido en el mercado otros portainjertos híbridos de nueva generación mejor adaptados a una fruticultura más tecnificada y que respondan a las demandas del sector con alta productividad, menor vigor y tolerantes a ciertos patógenos del suelo.

Figura 1. Melocotoneros muertos a causa de la presencia en el terreno de nematodos agalladores.

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Figura 2. Almendro en terreno franco

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