CEREALES Y PROTEAGINOSAS

El 43% de la semilla de cereal de invierno sembrada en España es de origen desconocido

En España se cultivan 5,5 millones de hectáreas de cereal de invierno. De la semilla de cereal de invierno que se utiliza en España para la siembra, tan sólo el 28% es certificada, un 20% es semilla acondicionada y el 9% reempleo del agricultor. Por lo tanto, tenemos un 43% de semilla de origen desconocido, en muchos casos clandestino y sin ningún tipo de control que amenaza la sostenibilidad del sector. Este tipo de semilla de origen desconocido no cumple con los estándares oficiales que garantizan la semilla certificada, tales como la germinación mínima, la pureza varietal o la sanidad de la semilla.

Si nos fijamos en las mayores zonas cerealistas de España, se puede observar como en Extremadura se concentra el mayor volumen de semilla fuera de control, con un 77%. El resto de zonas, por orden, serían: Castilla-La Mancha (54%), Castilla y León (49%), Aragón (45%) y Andalucía (40%).

La semilla certificada es la única que puede ser comercializada. El resto de semillas, simiente o grano para siembra no puede ser comprada o vendida ni encontrarse legalmente en el mercado. Los agricultores pueden reutilizar como semilla el grano que obtengan en su propia explotación pero no pueden venderla o intercambiarla con un tercero.

Hay que destacar la importancia que tiene para el agricultor y el sector el uso de semilla certificada. Supone una serie de ventajas importantes para los agricultores, como es el uso de menores dosis de siembra debido a la garantía de germinación, el menor tiempo en la preparación de la semilla o el aumento del rendimiento, ya que se asegura una buena implantación del cultivo y se reduce la aparición de malas hierbas. Y lo más importante, la semilla certificada es la única que tiene garantizada su calidad por medio de los controles oficiales que realizan las autoridades competentes, lo que permite asegurar su trazabilidad y pureza varietal.

Aún queda mucho por recorrer para conseguir que el uso de la semilla certificada sea la práctica habitual en el cultivo de cereal de invierno pero, como muestran los datos de los últimos años, se está siguiendo el camino correcto. Esta semilla certificada asegura el futuro del sector, impulsando la innovación y dando al agricultor las herramientas necesarias para mejorar  su explotación.

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