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Situación actual del mercado de Semillas

Podemos observar en los gráficos adjuntos como la producción de semilla certificada (precintada y reprecintada) a nivel nacional, por especie y por CCAA de los últimos 5 años disponibles (2014/15 a 2018/19), ha sufrido un incremento del 7% en la campaña 2018/19 frente a la campaña 2017/18.  Siendo el incremento acumulado en los 5 años de intervalo es del 35%.

Si realizamos un análisis con los datos procedentes del Ministerio de Agricultura (@mapagob) sobre producción de semilla, se puede ver que la evolución del porcentaje de utilización de semilla certificada a nivel nacional desde la campaña 2010/11 a la campaña 2018/19 donde se refleja una evolución positiva por el uso de semilla, pasando del 20,7% en 2010/11 al 35,6% en el 2018/19. Este análisis se hace igualmente por especie y se presenta la estimación con los rangos del porcentaje de uso de semilla certificada por CCAA, debiendo tener en cuenta que hay muchas ventas de semilla de unas CCAA a otras, teniendo alguna comunidad autónoma un marcado carácter exportador.





Si queremos ver cómo está la situación de España frente a otros países de nuestro entorno sobre el porcentaje de uso de semilla certificada en cebada y trigo blando de invierno, pudiéndose comprobar cómo, a pesar de la evolución favorable que ha tenido nuestro país, seguimos teniendo un porcentaje de uso significativamente inferior a los países de nuestro entorno como Francia (52% en trigo blando y 65 % en cebada). Esta diferencia se ve más acusada si tenemos en cuenta el total del material de siembra controlado, es decir, el porcentaje que comprende tanto la semilla certificada como la semilla de granja que es reempleada por los agricultores y que contribuye a la I+D+i mediante el pago de la retribución debida por el reempleo de granos para siembra de variedades protegidas. En tal caso se aprecia cómo en España hay aproximadamente un 40% del material de siembra que no contribuye al sostenimiento de los programas de mejora genética, cuando en países como Francia, Alemania o Reino Unido contribuye prácticamente el 100% del material de siembra utilizado. Esto, además del agravio comparativo que supone a los agricultores que sí están comprometidos con la financiación de los programas de mejora genética, reduce el desarrollo en España de un mayor número de nuevas variedades, lo que permitiría al agricultor disponer de herramientas más eficientes para mejorar la cuenta de resultados de su explotación.

Luis Fuentes

               Técnico de cereales y proteaginosas de ANOVE